sábado, 23 de abril de 2011

Los avivatos

Avivatos
Por: Andrés Hoyos
HAY UN TRANCÓN Y ATRÁS SUENA una ambulancia. Uno se hace a un lado, y cuando pasa la ambulancia, detrás de ella va pegado un taxi. Su conductor es el clásico avivato colombiano.
No es normal que el avivato sea pobre o quizás sea más exacto decir que entre los pobres la actitud no se llama así, se llama rebusque, y tiene otras motivaciones. El rebusque con frecuencia implica forzar las normas, pero la gente no lo hace por vocación sino por necesidad. Un vendedor ambulante que invade el espacio público no empieza por ser un avivato, aunque si le va bien, pronto accederá a la categoría.
De otro lado, uno pensaría que es contradictorio que haya avivatos millonarios. Sin embargo, éstos no son raros en el club de quienes poseen capitales con muchos ceros a la derecha. ¿La razón? Que la avivatada es un vicio de esos que no se curan con dinero, como el trago, el juego y el cigarrillo. Existe, sí, una diferencia crucial cuando la vuelta a realizar involucra cifras de muchos millones y es que entonces la avivatada traspasa los límites del código penal, adquiriendo en ese momento nombres nuevos: fraude, estafa, desfalco, malversación de fondos, etcétera.
El avivato en el fondo es un personaje paradójico: sufre al mismo tiempo de pereza y de impaciencia aguda. De ahí su deseo de saltarse los puestos en la cola, de tratar de obtener un trabajo o un grado sin merecerlos, de decirle al primo de la tía que por favor le consiga esa sinecura que anda por ahí como un perro sin lazo.
El que comienza como avivato no siempre se gradúa de criminal. Esto sucede cuando el vicio arrecia o cuando la persona se vuelve hábil y se acostumbra a tener “éxito”. Entonces, de repente, se le cruza por el frente una gran tentación, ante la cual es en extremo raro que el avivato no se acoja al proverbial consejo de Óscar Wilde de caer en ella. Sin embargo, tampoco es tan corriente que un avivato modesto se convierta de la noche a la mañana en un gran estafador. Para dar el salto, suele ser necesario el transcurso de por lo menos una generación. Dicho de otro modo, el hijo del avivato que no se vuelve beato o que no se mete de cura (la categoría contiene algunos curas), se convierte, él sí, fácilmente en un gran estafador al intentar imitar al padre en escala ampliada. De hecho, uno sospecha que algunos de los grandes estafadores que a estas alturas mojan prensa a diario en Colombia, dígase los tres primitos Nule, son algo así como la tercera generación de un avivato al que le fue “bien”, es decir, de uno cuyas avivatadas salieron a favor.
No es muy difícil entender de dónde proviene la popularidad de este comportamiento destructivo. Proviene del ejemplo, de la celebración que se hace de las “hazañas” del avivato. Al honesto, al que hace las cosas al derecho, al que denuncia, al que critica la laxitud ética, le ha ido mal, y en ocasiones pésimo, en Colombia y, de ñapa, es objeto de burlas. Los avivatos, para no hablar de los mafiosos, seducen y desnucan a reinas y modelos como si estuvieran tomando cerezas de una bandeja.
Según su parsimonia de hidalgo neurótico y venido a menos, el DRAE no incluye la palabra “avivato”, pese a que ronda por Colombia y con menos vigor por dos o tres países de América Latina desde la década de los cuarenta. Nada raro, en fin, que la gente que cae redonda ante la cháchara florida de los avivatos es por lo general la misma que vive obsesionada con la gramática.

viernes, 22 de abril de 2011

Pobreza extrema, globalización, reflexiones de actitudes políticas y ec...

martes, 19 de abril de 2011

Sex Pistols: God Save The Queen (Subtitulado)

Dios se equivocó

Dios se equivocó
Dios se equivocó
El documental La pesadilla de Darwin, del director austriaco Hubert Sauper, enfrenta al espectador con una temática compleja: un pueblo africano provee de alimento a millones de europeos mientras sus ciudadanos mueren de hambre. ¿Qué reciben a cambio de Europa? La respuesta no les va a gustar.
Por Francisco J. Escobar S.
Fecha: 02/19/2007 -
El monstruo vive en las profundidades y se reproduce sin parar. Nada veloz en el líquido oscuro del Lago Victoria (en Tanzania), el segundo depósito de agua dulce más grande del mundo. El monstruo es un pez enorme, de grandes ojos y abundante carne, que se llama Perca del Nilo. Fue introducido en este ecosistema a principios de los años sesenta por un hombre desconocido. Desde su llegada devoró a más de doscientas diez especies que ahí habitaban y causó daños irreparables. Lo paradójico es que este mismo monstruo es el principal motor de la economía del pequeño pueblo de Mwanza (“El más amigable de Tanzania”, de acuerdo con un eslogan turístico). La pesca de este animal es de gran importancia para la población, para el país. Se estima que a diario se recogen quinientas toneladas de perca, una carga preciada que se llevarán los aviones que llegan de Europa, será repartida en diversos países del Viejo Continente y dará de comer, cada día, a dos millones de sus habitantes (en un país como España, por ejemplo, se consumen a la semana ciento cincuenta toneladas de este pez). Ellos engullirán al monstruo sin saber de dónde proviene y sin importarles qué ahí, en Mwanza, casi nadie ha probado la carne de la perca porque no tienen con qué pagarla.

Es como un mal chiste, el gobierno de Tanzania les da de comer a dos millones de europeos mientras dos millones de sus ciudadanos –que deben sobrevivir con menos de un dólar al día– se mueren de hambre. El monstruo, la perca, podría alimentar a los desnutridos. Y sin embargo, vuela lejos de casa, se va en forma de filetes congelados y llena las panzas extranjeras. Es difícil de creer, pero así es, y así lo muestra el realizador austriaco Hubert Sauper en su documental La pesadilla de Darwin,
una obra valiente, cruda, que apesta a pez podrido, pobreza e infamia humana.
Y el punto de partida de su película es ese, el pez (el monstruo). Una especie que se reprodujo tan rápido que hizo que los vecinos de Mwanza cambiaran su habitual trabajo de sembrar la tierra por el de pescar. Entonces llegó la gran fábrica pesquera, y con ella los aviones, y los aviones no aterrizaban vacíos en Tanzania. ¿Qué carga ocultaban? Esa es una de las grandes revelaciones de la cinta de Sauper: escondían armas, rifles Kalashnikov, municiones. Un intercambio comercial muy peculiar, Tanzania les da perca a los europeos (buen provecho); Europa les da fusiles a los africanos (mátense, ¿a quién le importa?). Esa puede ser la síntesis de esta Pesadilla, una coproducción entre Francia, Austria y Bélgica, que es “una dura e impresionante denuncia del cinismo con que el mundo desarrollado (…) esconde su abundante culpa y sus responsabilidades en el subdesarrollo africano, guerras y muerte incluidas”, como dice Mirito Torreiro en el diario El País de España.

El territorio africano no era desconocido para Sauper. En 1997, con un equipo de Naciones Unidas y la Cruz Roja recorrió en un tren destartalado la jungla del Zaire. Las imágenes que grababa servirían para contarle al mundo que en esos territorios malvivían miles de hutus desplazados del conflicto en Ruanda. Lo que registra es doloroso: niños con la piel pegada a los huesos, desesperanza, no futuro, gusanos, cadáveres. Esas son las ‘postales’ de su Kisangani Diary, que dura 45 minutos y arranca con su voz en off explicando: “Este es un documental sobre gente que huye, es una cuenta del uno al diez, para cuando lo veas, la mayoría de los que salieron aquí habrán muerto”. En esta obra el director ya demostraba su capacidad (su tino y buen pulso) para grabar la miseria sin ser miserabilista, captar la tragedia evitando el amarillismo, acercarse al Otro sin juzgarlo o manipularlo, y para hacer visibles a los que Occidente considera invisibles.
Esa manera de rodar la repetirá en La pesadilla de Darwin, una obra compleja en la que además de la perca, las armas y los aviones, el espectador se enfrenta con el sida, la prostitución, la pelea por la comida, la supervivencia. Sauper tardó cuatro años en construir el filme. La grabación fue dura, a él y a su asistente (ese era todo el equipo de producción) los metieron en prisión varias veces. Les resultaban molestos a las autoridades del pueblo. Hasta los acusaron de hacer filmes porno. El director dice que durante todo ese tiempo su cerebro “echaba humo” buscando la forma de armar su película –“¿Cómo podía situar todos esos elementos, realidades y personas?”–, una que en 2004 ganó el premio a Mejor Documental Europeo, en 2006 fue nominada al Óscar y perdió la estatuilla con La marcha del Emperador (la Academia prefiere a los animalitos, pingüinos inofensivos en este caso, que a las denuncias). La cinta del austriaco es demoledora, y el público sale afectado de la sala: “La gente comenta que mi película puede ser un poco pesimista, un poco oscura (…) No hay tono para describir el desastre, la magnitud del desastre”.

Un desastre que es visto por uno de los personajes de La pesadilla de esta manera: “Por desgracia, Dios creó el mundo y le dio unos recursos limitados, los hombres pelean por esos recursos (…) ¿Quién se va a quedar con ellos, y quién se va quedar sin nada? Así que es la ley de la selva, sólo los animales más fuertes y duros consiguen sobrevivir”. Maldito seas, Darwin.

Los banqueros

Los banqueros
La economía, de espaldas – Los banqueros
Natalia Springer. Columnista de EL TIEMPO.
Los bancos, sus obligaciones, sus servicios y la larga lista de sobrecostos.
Es verdaderamente indignante ver a los banqueros rasgándose las vestiduras cada vez que algo no se mueve a favor de su capital y continuamente exigiéndole al Gobierno que refuerce la inversión en seguridad, que fomente el ahorro y que promueva toda clase de políticas para sostener los avances del sistema bancario. Por supuesto, no se dan por enterados de sus obligaciones y, a pesar de que la salud de la economía colombiana ha merecido siempre toda la atención que no merece la de los ciudadanos, la preocupación no es mutua. El sistema financiero registró el año pasado ganancias por 3.569 billones de pesos y su nivel de inversión social en el país es casi inexistente.
Los bancos dicen que bastante hacen ya con pagar impuestos, y eso es cierto y falso a la vez, en cuanto los impuestos que pagan no se deducen en realidad de las ganancias que les produce el manejo del dinero sino de todos esos cargos que pagamos ustedes y yo por el solo hecho de tener una cuenta. Cobran por la chequera, por cambiar el cheque y por administración de la cuenta corriente, lo que incluye otra tasa sobre el mismo cheque. Impuestos de guerra, costos de manejo, costos por certificar que uno tiene una cuenta (¡5.700 pesos por una carta de un párrafo!, más del doble de los intereses que recibe una cuenta de ahorros promedio en tres meses) y por el uso de las tarjetas. En el caso de las cuentas corrientes, los cargos de un solo mes generalmente superan los 45.000 pesos, y las tarjetas de crédito cobran los intereses más altos del mercado. La consulta del saldo es un lujo, los reintegros (por equivocaciones de ellos) son una pesadilla de trámites que pueden durar meses y que les permiten seguir beneficiándose del movimiento de ese dinero. La lista de sobrecostos es ridícula. Ni hablar de la calidad de los servicios y el tratamiento vil que reciben los usuarios. ¿Y los organismos de control? ¡Están pintados en la pared!
Bajos estas circunstancias, los colombianos hacen bien en no ahorrar, pues las cuentas 'de ahorros' no sirven ese propósito. Desafortunadamente, se trata de un servicio del que resulta imposible prescindir, pues al que se niega a abrir una cuenta, aún con un récord limpio de gasto y consumo, el sistema automáticamente lo bloquea y lo convierte en un paria. Si no tiene una cuenta, no existe.
Pero no solo los bancos no pagan realmente impuestos por el manejo del dinero, sino que tampoco hacen inversión en este país. Eso sí, adoran al presidente Uribe y se desviven en halagos, pero le dan la espalda cuando se trata de apoyar robustamente el proceso de reinserción, los programas de rehabilitación de víctimas y reconciliación y la promoción de la cultura o de la educación. Todas ellas áreas estratégicas para la paz, que es el ambiente en el que el sistema financiero crece. Los aportes no van mas allá de la limosna mezquina. Les doy un ejemplo de lo contrario: La Caja Madrid invirtió exclusivamente en España en el año 2005 un total de 192,6 millones de euros en su programa social que benefició a 12,8 millones de personas de forma directa, es decir, a uno de cada cuatro españoles. Solo en educación invirtieron 41,1 millones de euros. Eso en un país que cuenta con las mejores universidades públicas y con la economía más pujante de la Unión Europea. Mientras tanto, el Banco Santander España, mucho más poderoso que el anterior y con gran presencia en Colombia, invirtió apenas 47,6 millones de euros en su programa bandera, que es educación, en 13 países durante el 2003. Los socios más beneficiados fueron, en orden, México, Brasil, Argentina, España y Perú. Sin comentarios.
No concluyo este artículo porque todavía hay mucho por decir. Me referiré en el siguiente a la función que han cumplido los bancos en la guerra, porque ni ustedes ni yo creemos que tanto dinero ilegal se mueva sin que el sistema bancario se percate y se beneficie. Los invito a escribirme a desurasur@gmail.com y enviarme información sólida y verificable. Esto no ha hecho más que empezar.
Natalia Springer

El hambre en el mundo

La problemática del hambre en el mundo
La problemática del hambre en el mundo
Alfredo Ramos Osorio

¿Por qué hay hambre en el mundo?
El mundo contemporáneo tiene tecnologías capaces de alimentar con suficiencia a los seis mil millones de seres humanos que hoy habitan este planeta. El desarrollo agrícola y pecuario es extraordinario y ha permitido que en algunos países se deje de cultivar muchas tierras por que no las necesitan y si las usan generarían una abundancia de productos agropecuarios que harían bajar los precios y pondría en riesgo la economía.
En Estados Unidos se produce el 50% de todo el maíz del mundo, el 30% de la soya, el 25% de la carne de cerdo, el 35% del trigo, etc. Y sin embargo viven en ese país 40 millones bajo la línea de la pobreza.
En el último informe del Banco Mundial señala que mil millones de habitantes sobreviven con menos de un dólar diario y dos mil millones con menos de dos dólares diarios. Cada 4 segundos muere un niño en el mundo por problemas asociados con el hambre.
Mientras en Estados Unidos hay más de cien millones de personas con sobrepeso, en África el 50 % de la población no alcanza a consumir las 2600 calorías mínimas que requiere un ser humano para sobrevivir.
El hambre se concentra en algunos lugares de la tierra, Estados Unidos tiene 300 millones de habitantes y consume el 27 % de los alimentos del mundo, y entre Europa y Estados Unidos consumen el 60 % de los alimentos. El otro 40% le queda a los otros continentes y países que tienen entre todos cinco mil millones de habitantes.
Las explicaciones al hambre en el mundo pueden resumirse así:
1. La mayoría de los pueblos de África, América y de Asia fueron colonias de las potencias europeas. Dicha circunstancia histórica ha impedido que estos pueblos alcancen mayores niveles de desarrollo.
Durante el período colonial y en la era del imperialismo las potencias europeas se nutrieron de las materias primas provenientes de los territorios que dominaban, y bien sabemos que el desarrollo económico de un país depende fundamentalmente de los excedentes que produce y de la reinversión de tantos excedentes como sea posible. Durante el período colonial se exportaban casi todos los excedentes de producción de las colonias y se reinvertía muy poco o casi nada.
Además los pueblos de las colonias al ser dominados, debieron adaptarse a la cultura del pueblo dominador, asumir sus valores, su idioma, su religión, y en cierta manera debieron negarse así mismos para ser “reconocidos” en la nueva cultura que se formó.
2. Las estrategias de desarrollo adoptadas por los nuevos países de América, África y Asia fueron definidas para reproducir en estos países el modelo europeo basado en la industrialización y en el urbanismo europeo y norteamericano. Sin embargo este modelo reñía con las condiciones sociales, económicas y políticas de los nuevos países y esto impidió un desarrollo rápido. Los nuevos Estados carecían de personal calificado, de recursos, de capital y de tecnología para superar los obstáculos para crecer.
3. Las características socioculturales específicas de las sociedades en desarrollo fueron ignoradas y se aplicaron políticas de desarrollo pensadas para sociedades industrializadas y no para sociedades en desarrollo. La aplicación del modelo industrial occidental, producto de sociedades muy urbanizadas en las antiguas colonias, en donde existía una población mayoritariamente rurales, creó distorsiones en las economías locales, porque las políticas favorecían más a los centros urbanos que al campo, provocando una emigración masiva hacia las nuevas ciudades. La mayoría de las capitales y ciudades importantes de América del Sur crecieron sin planeación generando graves problemas como la tugurización, la delincuencia urbana, las pandillas, la carencia de servicios públicos en zonas marginales, etc.
4. Las nuevas tecnologías aplicadas requerían de grandes capitales, muy propio del Occidente industrial donde abunda el capital y escasea la mano de obra en los años de prosperidad. Lo lógico hubiera sido el haber utilizado tecnologías que necesitaran de gran densidad de fuerza de trabajo debido a la escasez de capitales y de abundancia de mano de obra. Además, la tecnología con gran utilización de capital requería de un capital humano con alto nivel formativo y técnico, y la mayoría de las nuevas naciones tienen altos niveles de analfabetismo y la educación carece de herramientas necesarias para impulsar el desarrollo tecnológico y científico.
5. Las formas de organización comercial e industrial requeridas por el modelo industrial ha costado mucho establecerlo en los nuevos países, debido a la inexperiencia administrativa, de planeación y control.
6. En el caso de África la pervivencia de estructuras tradicionales. La mayoría de las naciones está constituida por un mosaico étnico de organizaciones tribales a las que les resulta muy difícil agruparse en las nuevas estructuras establecidas por la sociedad moderna. En muchos países africanos viven grupos enemigos por tradición y ésta situación ha generado guerras civiles que han arruinado las débiles economías africanas. En Sudán y Etiopía millones de personas han muerto por el hambre y por las enfermedades debido a las guerras internas y no alcanzaron a recibir la ayuda solidaria del mundo industrializado debido a que los ejércitos impedían que los alimentos llegaran a las personas más necesitadas.
7. En América Latina se han formado las naciones bajo el esquema de “democracias imperfectas” en donde las clases dominantes, burgueses y terratenientes dominan el Estado para mantener privilegios. Si bien las constituciones políticas ofrecen un amplio régimen de libertades públicas, los derechos económicos y sociales no abrigan a las mayorías. En las ciudades y en los campos hay mucho desempleo, los salarios son muy bajos, miles de personas viven del “rebusque”, muchos niños no reciben educación o la reciben en condiciones precarias.
8. La mayoría de las antiguas colonias sufren el flagelo del subdesarrollo que se caracteriza por:
• Insuficiencia de alimentos (menos de 2,600 calorías/día)
• Graves deficiencias en la población (altas tasas de mortalidad infantil, analfabetismo…)
• Infrautilización o desaprovechamiento de recursos naturales.
• Elevado índice de agricultores con baja productividad.
• Industrialización incompleta o restringida.
• Hipertrofia y parasitismo del sector terciario.
• Dependencia económica.
• Baja renta per. capita.
• Dislocación de las estructuras tradicionales económicas y sociales.
• Escasa integridad nacional.
• Debilidad de las clases medias en relación con el reducido porcentaje de población urbana.
• Paro, subempleo y trabajo infantil.
• Elevado crecimiento demográfico.
En algunas regiones las condiciones del suelo o del clima no permiten que las personas tengan el mínimo de calorías necesarias como en las regiones desérticas de África, América y Asia. Allí las personas sobreviven del pastoreo de ovejas, llamas, camellos, etc. Y difícilmente podrían contar con otras fuentes de alimentos. En otras regiones no se cuenta con las tecnologías para explotar los recursos naturales, o no se tiene capital o el personal calificado para hacerlo. Dadas las limitaciones de recursos muchos países carecen de industria o ésta es aún muy poco desarrollada. En países como China, India, Vietnam, Camboya, etc.., el elevado número de personas atenta contra el suministro adecuado de alimentos para todos. En casi todos los países que fueron colonias de países europeos hay desempleo crónico, se abusa del trabajo infantil y los salarios son muy bajos. Casi todos estos países deben prestar capital a los bancos internacionales en las condiciones que éstos impongan o a los países poderosos, la educación es en algunos casos es escasa y en otros de mala calidad y no permite que todos asistan al mundo escolar.

Miseria en Colombia

Miseria en Colombia
Miseria
La pobreza en Colombia es tan dramática que está de moda preocuparse por ella. Muchos proponen soluciones pero nadie es optimista.

En Colombia 23.430.000 personas viven con alrededor de $200.000 pesos al mes.
En Los Robles, uno de los barrios de Altos de Cazucá, el personaje más importante se llama Ramiro Vélez. El hombre no es cura, ni médico, mucho menos maestro ni policía. Es fontanero. El responsable de que 400 familias reciban una hora de agua todos los días. O a lo sumo cada dos o tres días. Su tarea consiste en abrir las válvulas del tubo madre y dejar que corra por improvisadas mangueras de las que salen ramales hasta cada una de las casas, muchas de ellas, apenas ranchos hechos en madera y zinc. El ha instalado toda esa rudimentaria infraestructura, pues en Altos de Cazucá no hay acueducto. Le sacan el agua de contrabando al de Bogotá. ¡Pero ay de que se vaya el líquido, se rompa el tubo y llegue con pantano! La gente, que paga uno cuota de 3.500 pesos mensuales, se enoja. Tantos serán los conflictos por este motivo que en otro barrio cercano el fontanero tuvo que salir huyendo de las amenazas. La gente lleva un mes sin ver una gota.

Así de precaria es la vida en la remota frontera de Bogotá y Soacha. Una ciudadela donde viven 63.000 personas, de los cuales el 14 por ciento son desplazados. ¿Pobres? Más que eso. Son personas, familias, niños a quienes la oportunidad de una vida digna les pasó de largo, sin tocar a la puerta. Y a quienes, aunque parezca mentira, todas las pobrezas y los miedos se les pegaron al cuerpo. Rosalba González, por ejemplo, nunca tuvo mucha plata, pero se consideraba una mujer con suerte. Antes de cumplir los 20 años ya se había casado y vivía con su esposo en una pequeña finca de Bolívar, Santander. La vida se le iba en echar azadón y estar embarazada. En menos de 10 años completó cinco hijos. Pero un día la guerrilla mató a su esposo y a su hermano. Aferrados a su tierra, ella, sus hijos y el resto de la familia hicieron como si nada hubiera pasado. Poco después llegaron los paramilitares. El miedo, y el mero instinto de sobrevivencia los hicieron salir. Dejaron todo tirado y un día se vieron en Bogotá. Son 12 y se acomodaron en dos cuartos. Sus hijos y ella en dos camas que en las noches parecen mojadas por el frío y que sólo calientan el roce de los cuerpos. Rosalba tiene la piel completamente rajada. La sangre parece a punto de brotarle por los poros. "Es cáncer de piel", dice uno de los vecinos. Ella parece ignorarlo. En Altos de Cazucá mucha gente come sólo una vez al día. "Al desayuno, café y pan. Al almuerzo, papa y arroz. A la comida, mejor dormir", dice.

Como Rosalba y sus hijos, existen casi ocho millones de colombianos que viven con menos de 85.000 pesos mensuales y a quienes sus ingresos sólo les alcanzan para medio comer. Son indigentes. Y son los más pobres del 53 por ciento de la población colombiana, 23.430.000 personas, que vive con menos de 210.000 pesos mensuales. "Colombia ha sido siempre un país muy pobre. Hoy sigue siendo pobre, pero mucho menos que antes", dicen Armando Montenegro y Rafael Rivas en su libro Las piezas del rompecabezas, desigualdad, pobreza y crecimiento, lanzado en la Feria del Libro la semana pasada. La pobreza medida como acceso a salud, educación, servicios públicos y calidad de vivienda ha mejorado en forma dramática. Aun en un caso tan extremo como el de Altos de Cazucá, las condiciones se han superado. Hace una década barrios enteros compraban el agua que era transportada en burros, cocinaban con leña y cocinol, y muchos niños no iban a la escuela.

Pero en Cazucá como en el resto de las zonas más deprimidas, el problema sigue siendo que los más pobres no tienen suficientes ingresos. Entre 1970 y 1980 se vivió una década de esperanza. La pobreza cayó 35 por ciento y la indigencia se redujo a la mitad, según estos autores. La dicha duró poco. En los 10 años siguientes aunque no creció el número de pobres, sí aumentó la indigencia. O sea que muchos pobres se sumieron en la miseria. Pero lo peor estaba por venir. A partir de 1996, cuando comenzó la recesión económica, el ingreso per cápita de los colombianos se redujo en 6 por ciento, golpeando particularmente a los pobres. Sólo hasta ahora, según Planeación Nacional, el país ha vuelto a tener los niveles de pobreza que tenía a principios de los 90, que ya eran dramáticos. Y que, con razón, dejan la sensación de que, en este tema, el país perdió una década.

El informe de Pobreza de 2002 del Banco Mundial señaló que el país necesitaría invertir el 12 por ciento del ingreso total de los hogares para eliminar la pobreza y el 0,5 por ciento para eliminar la indigencia. La economía tiene que crecer más. Como dijo la semana pasada el banquero Luis Carlos Sarmiento, "a Colombia le ha llegado el momento de despabilarse en materia de crecimiento económico y social". Pero no basta con crecer. Es necesario que ese mayor crecimiento beneficie a los más pobres. En Colombia cada vez que la economía crece, los ricos ven cómo engordan notablemente sus ingresos. En cambio, los pobres quedan prácticamente en la misma situación. "El crecimiento en los últimos 10 años es absorbido por los no pobres en su mayor parte", afirma el investigador del Cede, Jairo Núñez, ex viceministro de Protección Social de este gobierno (ver 'Punto de vista'). No sólo los beneficios del crecimiento están mal distribuidos sino que el gasto público que debería corregir las inequidades del ingreso también termina en los bolsillos de las clases medias y altas (ver recuadro). "No se va a eliminar la pobreza si el gasto público sigue siendo, en primer lugar, un instrumento para subsidiar a ciertos sectores de la clase media a expensas de los más pobres", dicen Rivas y Montenegro. Los autores se refieren por ejemplo al subsidio de la gasolina, de las cuentas AFC para comprar vivienda en estratos altos y subsidios sectoriales como el de los cafeteros, bananeros, azucareros, palmeros y floricultores.

Por eso los más pobres terminan dependiendo principalmente de la caridad. Muchos de los niños en Altos de Cazucá, por ejemplo, sobreviven gracias a la atención que les brindan organizaciones humanitarias a través de planes padrino.

En Caracolí, un barrio más allá de la frontera invisible de Bogotá, un tumulto de mujeres con bebés de brazos se agolpaba frente a una casa verde de dos pisos, de sólidos ladrillos y rejas en todas las ventanas, cerca del medio día. Una fila algo desordenada serpenteaba a lo largo de la cuadra. "Están registrando niños para conseguir padrino. Yo llegué a las 4 de la mañana y me tocó el ficho 128. Aquí hay gente desde las 12 de la noche", dijo una mujer que se había sentado en el piso, sin importarle que el polvo de la calle se hubiera hecho barro con la llovizna.

Decenas de comedores funcionan en las escuelas, colegios, las iglesias de todas las religiones o salones comunitarios. Son más de 50 las ONG que llegaron al sector a tender la mano. A pocos kilómetros de allí otra sobria edificación resalta por lo blanca. Es la casa de Médicos sin Fronteras (MSF), ubicada en el barrio El Arroyo. A pesar de que el 90 por ciento de la gente de Altos de Cazucá está afiliada al sistema de salud en el régimen subsidiado -cuya cobertura se ha multiplicado en los últimos años-, la mayoría se agolpa en este modesto centro médico. "En la teoría la gente tiene acceso al sistema de salud, pero en la práctica no", dice el médico español Pablo Alcalde, coordinador de campo de MSF. Se refiere a cosas simples: no hay dinero para bajar hasta Soacha, tampoco para la cuota moderadora y menos para la droga. Muy pocas ARS tienen sede en estos barrios, y las que la tienen suelen poner trabas burocráticas tan insólitas como la que le ha tocado a Luz Estela Barrios. Es una joven mujer de ojos negros intensos y rostro redondo que amamanta a su bebé de 5 meses mientras espera su turno con el médico. Al momento de dar a luz no sabía dónde acudir. Por fortuna una vecina le dijo que era partera, y entre las dos trajeron al mundo a su bebé. Y aunque el niño está pegado a su pecho, el notario no le cree. Para sacar el registro civil, necesita un certificado de un hospital en el cual conste que el bebé nació vivo. Documento que obviamente no tiene. En su defecto debe sacar una declaración extrajuicio que cuesta algo más de 20.000 pesos. Por eso acude, como todos, a Médicos Sin Fronteras.

Con la educación el asunto no cambia mucho. Como en todo el país, en Cazucá cada vez hay mayor cobertura y los niños, en general, van a la escuela. "En mi curso somos 56 y apenas hay 46 sillas. Diez niñas tienen que sentarse de a dos en un pupitre", dice Johana, una brillante niña de 11 años, con gafas de intelectual, quien dice estar decepcionada porque en su colegio, el García Márquez, uno de los más importantes de la zona, la mayoría de sus profesores resultaron rajados en las pruebas de calidad que hizo el gobierno. También la desconsuela el hecho de que el colegio tiene una sala de computadores que no han usado en todo este año.


La mala calidad de la educación es un serio inconveniente para superar la pobreza. La apertura económica de los años 90 provocó un deterioro en la distribución del ingreso pues desplazó la mano de obra no calificada y generó una mayor demanda de trabajadores calificados (ver 'Punto de vista'). Para subsanar esta brecha -según los expertos- se necesitaría un mejoramiento de la calificación de los trabajadores. El país -y este gobierno, en particular- ha avanzado mucho en ampliar las coberturas de educación primaria y secundaria. Sin embargo, llegar a una universidad sigue siendo un sueño inalcanzable para la gran mayoría de los colombianos. La capacitación laboral -que abriría la posibilidad de mejores ingresos- también es insuficiente. El Sena conserva el monopolio de la capacitación, pese a que muchos empresarios sienten que sus servicios son insuficientes y sus programas no van dirigidos a los más necesitados.

En Cazucá, por ejemplo, el Sena ofreció un paquete de cursos. La comunidad consiguió un local para que los instructores dictaran las clases, pero surgió un problema insuperable. No contaban con talleres para hacer las prácticas, que eran esenciales para la formación en artes y oficios. Hasta ahí llegó el proyecto.

Enrique Sánchez, un sicólogo que en un colegio de Altos de Cazucá expresa su preocupación por la vida, las oportunidades y el futuro de los muchachos. "En lo que va corrido del año siete jóvenes han intentado suicidarse. Una lo logró", dice. No es fácil retenerlos en el aula, ni en el barrio. Muchos se sienten condenados. Y no se permiten soñar con el futuro. Ello, sin contar que a las angustias de la pobreza se les suma una violencia intrafamiliar endémica, y la violencia social y política que en los últimos cuatro años ha arrojado cifras cercanas a los 300 homicidios en estos barrios.

La mala educación, unida a tener demasiados hijos y a carecer de empleo son los tres factores que más determinan la pobreza de los colombianos. La guerra tampoco ayuda. El 65,5 por ciento de los hogares desplazados, como el de Rosalba y la mayoría de los de Cazucá, son pobres. "Son los últimos en conseguir empleo, los primeros en perderlo y los que menos recursos tienen para afrontar la crisis", dicen Rivas y Montenegro.

Es el caso de Jorge, un chef que llegó a ser segundo en la cocina de afamados restaurantes, y quien se siente orgulloso de saber 32 formas distintas de preparar la pasta. Actualmente trabaja como obrero de 6 de la tarde a 6 de la mañana, algunos días, por menos del mínimo y sin contrato laboral. Su esposa, quien alcanzó a cursar dos semestres en la universidad, lleva dos años buscando empleo por todos los medios.

Como paliativos para estas crisis, el gobierno anterior creó, con recursos del Plan Colombia, programas de subsidios como Familias y Jóvenes en Acción. Sin embargo, estos programas en Colombia son claramente insuficientes. Mientras que en México hay cuatro millones de hogares protegidos por esta red de asistencia social, aquí estos programas cubren sólo a 325.000 familias. Dadas las diferencias en población entre ambos países, Colombia tendría que cubrir a dos millones de familias para alcanzar los niveles de México.

Según los informes de la ONU, Colombia tiene la capacidad de cumplir y superar todas las metas del milenio, es decir, reducir la pobreza extrema a la mitad, antes de 2015, si los gobiernos nacionales y locales se lo proponen seriamente en los próximos 10 años. "Al gobierno del presidente Uribe le asiste doble responsabilidad, pues si se concreta su reelección, gobernará durante ocho de los 15 años previstos para el cumplimiento de las metas", dice Claudia López, encargada del tema en la ONU.

Aunque con algo de retraso, el actual gobierno ha comenzado a ubicar el tema de la pobreza en su agenda política. En diciembre del año pasado creó con el BID la Misión de Pobreza. Este grupo -conformado por cuatro investigadores- ya elaboró un diagnóstico que presentará a finales de año. Como parte de su agenda, el gobierno prepara un paquete legislativo que le permita canalizar el gasto hacia los más pobres.

Para lograrlo se requerirá un compromiso político serio del gobierno Uribe que podría ir en contra de sus aspiraciones reeleccionistas. Muchas de las medidas necesarias para luchar en serio contra la pobreza exigen que se haga una reforma pensional seria y aumentar el impuesto predial rural. Medidas difíciles de conseguir en un Congreso en el cual los grandes hacendados están sobre representados, y donde sigue vigente un sistema político, fortalecido por el gobierno, que desvía los recursos de los pobres hacia las clientelas.

En el país las políticas sociales no han tenido continuidad y tampoco se ha logrado avanzar hacia una inclusión social verdadera. La magnitud del problema es superior a los esfuerzos de cualquier gobierno. Superar la pobreza es un objetivo de la Nación. El gobierno, el país político, la empresa privada, las ONG y muchos otros sectores tendrían que vincularse a este propósito. Antes de que sea demasiado tarde.

Un continente ignorado

África, un continente ignorado

ÁFRICA PARECE haber quedado por fuera del mundo globalizado de principios de siglo. Desde las descolonizaciones de los años 60, 54 Estados intentan sobrevivir en medio de la corrupción, las enfermedades y las guerras. De ellos, el 80 por ciento está al sur del Sahara donde cada 30 segundos muere un niño por paludismo y la esperanza de vida está entre 32 y menos de 50 años.
Este "club de la miseria" -en la cola del escalafón de Desarrollo Humano de la ONU-paradójicamente es muy rico en petróleo, uranio, cobalto, diamantes y coltán, mineral imprescindible para la telefonía celular y las estaciones espaciales, y por cuya posesión la llamada "sociedad de la información" ha desatado guerras, muchas de ellas ignoradas. África sufre, al mismo tiempo, las consecuencias de la crisis alimentaria mundial y un nuevo colonialismo protagonizado por Francia, que intenta recuperar su viejo papel de gendarme del continente, y China, el segundo consumidor de petróleo del mundo, y que ni siquiera guarda las apariencias en la fiscalización del respeto por los Derechos Humanos por parte de sus socios.
En la larga lista de los países donde contrastan en forma brutal las riquezas naturales y la pobreza generalizada, botones de muestra son Angola, Níger, República Sudafricana, Gabón, Nigeria, Sudán...
Angola es uno de los ejemplos más citados de neocolonialismo. Rico en petróleo, figura entre los 10 países más pobres del mundo con una esperanza de vida de 40 años. Está prácticamente controlado por China, que saca más de la cuarta parte de sus necesidades de energía.
Níger es el primer exportador de uranio del mundo, un producto que está en alza por el viraje mundial hacia la energía nuclear como alternativa al carbón y el petróleo, y por la demanda creciente de India, China y Europa. Su precio se ha multiplicado por 10 en cinco años, pero no ha servido para mejorar las condiciones de vida de sus habitantes, que se disputan con los de Sierra Leona el primer lugar entre los más pobres del planeta.
En Chad, el octavo país más pobre del mundo, China y Francia rivalizan en su apoyo al sátrapa Idriss Déby que, tras un golpe de Estado, gobierna desde 1990, y se disputan el petróleo, único bien del país, cuyos beneficios se van en corrupción y compra masiva de aviones y tanques.
Somalia es un país sin Estado desde cuando las tropas etíopes lo invadieron con apoyo occidental para "salvarlo" de los islámicos. Los cinco clanes de los "señores de la guerra" se repartieron el botín, y los saqueos y violaciones no han cesado. La ONU, mientras tanto, no se atreve a entrar en el país.
Guinea-Bissau es un "narcoestado" por el tránsito de la droga de Colombia con destino a Europa. Es el tercer país más pobre del mundo: dos terceras partes de la población viven con menos de un dólar al día, mientras los militares en el poder solo se preocupan por repartirse la riqueza producto del tráfico de cocaína.
El economista de Oxford, Paul Collier, en su libro El club de la miseria (Turner), clasifica a los gobernantes de esos países: "A veces son psicópatas que han llegado al poder mediante el asesinato, otras veces son sinvergüenzas que lo han hecho a base de comprar a todo el mundo, y otras son personas valerosas que, por increíble que parezca, se empeñan en construir un futuro mejor para su país. En estos Estados, la apariencia de gobierno moderno no es en ocasiones más que una simple fachada, como si sus dirigentes representasen un papel teatral. Se sientan a las mesas de negociación internacionales, como la Organización Internacional de Comercio, pero no tienen nada que negociar. Ni siquiera cuando sus sociedades van a pique dejan de ocupar esos sillones..."
Negro panorama
A decenas de conflictos, tan sangrientos como ignorados por ser "de baja intensidad", se une el azote de enfermedades que no han sido controladas a pesar de los sucesivos planes de la OMS. De los 600.000 enfermos de sida, solo el 5 por ciento recibe tratamiento, según la ONU, entre otras razones porque hacen falta, por lo menos, un millón de trabajadores sanitarios. La mayoría de los médicos y enfermeras de la región emigraron para trabajar en Europa, Australia o Canadá.
En cuanto al paludismo, según el Banco Mundial, el PIB de la zona pierde 12.000 millones de dólares al año por causas imputables a la enfermedad: cuatro veces más de la suma necesaria para combatir esta plaga a nivel mundial.
La corrupción devora mucha de la ayuda internacional, como ha denunciado Transparencia Internacional: millones de dólares nunca llegan a África, acaban en cuentas en Suiza. Y la venta de armas mueve más dinero que el total de la ayuda contra la pobreza.
A principios de los años 90, trabajé con el ex presidente de Tanzania, Julius Nyerere, y con el escritor nigeriano Wole Soyinka en el informe Cooperar para la supervivencia. La tesis de Nyerere, entonces presidente de la Comisión Norte/Sur, y del primer Premio Nobel de Literatura negro, era que el mundo desarrollado debía aportar con urgencia ayuda significativa a los países más pobres, no por motivos caritativos sino por su propia seguridad y desarrollo futuros.
Pero la ceguera del mundo desarrollado ha aumentado. Las reiteradas promesas del Grupo de los 8, que en 2005 se comprometió a aumentar la ayuda en 25.000 millones de dólares anuales hasta 2010 con miras a cumplir una de las metas del milenio -"satisfacer las necesidades esenciales de África"- no solo no va a cumplirse, sino que va a retroceder por el aumento de precios de los alimentos convertibles en energía y los cambios de los tipos de cosecha. El número de personas con hambre va a crecer, y la ONU reducirá la ayuda alimentaria si los países donantes no aportan dinero urgentemente. A esta crisis se suma el cambio climático, y la paradoja es que los que menos han contribuido al calentamiento global son los que más van a sufrir sus consecuencias.
Hoy, millares de africanos llaman cada día a las puertas de Europa a bordo de frágiles embarcaciones, y se multiplican las revueltas contra el hambre. Como dice el proverbio inglés: "A hungry man is an angry man" ("Un hombre hambriento es un hombre encolerizado"). Pero África no aparece en el panorama mediático de los graves problemas internacionales.
POR ANTONIO ALBIÑANA,

La pobreza en África

Explicaciones de la pobreza en África
Alfredo Ramos

a. La mayoría de los pueblos de África fueron colonias de las potencias europeas. Dicha circunstancia histórica ha impedido que estos pueblos alcancen mayores niveles de desarrollo. Durante el período colonial y en la era del imperialismo las potencias europeas se nutrieron de las materias primas provenientes de los territorios que dominaban, y bien sabemos que el desarrollo económico de un país depende fundamentalmente de los excedentes que produce y de la reinversión de tantos excedentes como sea posible. Durante el período colonial se exportaban casi todos los excedentes de producción de las colonias y se reinvertía muy poco o casi nada.
Además los pueblos de las colonias al ser dominados, debieron adaptarse a la cultura del pueblo dominador, asumir sus valores, su idioma, su religión, y en cierta manera debieron negarse así mismos para ser “reconocidos” en la nueva cultura que se formó.
b. Las estrategias de desarrollo adoptadas por los nuevos países fueron definidas para reproducir en estos países el modelo occidental de los países más avanzados basado en la industrialización y en el urbanismo europeo y norteamericano. Sin embargo este modelo reñía con las condiciones sociales, económicas y políticas de los nuevos países y esto impidió un desarrollo rápido. Los nuevos Estados carecían de personal calificado, de recursos, de capital y de tecnología para superar los obstáculos para crecer.
c. Las características socioculturales específicas de las sociedades en desarrollo fueron ignoradas y se aplicaron políticas de desarrollo pensadas para sociedades industrializadas y no para sociedades en desarrollo. La aplicación del modelo industrial occidental, producto de sociedades muy urbanizadas en las antiguas colonias, en donde existía una población mayoritariamente rurales, creó distorsiones en las economías locales, porque las políticas favorecían más a los centros urbanos que al campo, provocando una emigración masiva hacia las nuevas ciudades. La mayoría de las capitales y ciudades importantes de América del Sur crecieron sin planeación generando graves problemas como la tugurización, la delincuencia urbana, las pandillas, la carencia de servicios públicos en zonas marginales, etc.
d. Las nuevas tecnologías aplicadas requerían de grandes capitales, muy propio del Occidente industrial donde abunda el capital y escasea la mano de obra en los años de prosperidad. Lo lógico hubiera sido el haber utilizado tecnologías que necesitaran de gran densidad de fuerza de trabajo debido a la escasez de capitales y de abundancia de mano de obra. Además, la tecnología con gran utilización de capital requería de un capital humano con alto nivel formativo y técnico, y la mayoría de las nuevas naciones tienen altos niveles de analfabetismo y la educación carece de herramientas necesarias para impulsar el desarrollo tecnológico y científico.
e. Las formas de organización comercial e industrial requeridas por el modelo industrial ha costado mucho establecerlo en los nuevos países, debido a la inexperiencia administrativa, de planeación y control.
f. En el caso de África la pervivencia de estructuras tradicionales. La mayoría de las naciones está constituida por un mosaico étnico de organizaciones tribales a las que les resulta muy difícil agruparse en las nuevas estructuras establecidas por la sociedad moderna. En muchos países africanos viven grupos enemigos por tradición y ésta situación ha generado guerras civiles que han arruinado las débiles economías africanas. En Sudán y Etiopía millones de personas han muerto por el hambre y por las enfermedades debido a las guerras internas y no alcanzaron a recibir la ayuda solidaria del mundo industrializado debido a que los ejércitos impedían que los alimentos llegaran a las personas más necesitadas.
g. La mayoría de las antiguas colonias sufren el flagelo del subdesarrollo que se caracteriza por:
• Insuficiencia de alimentos (menos de 2,600 calorías/día)
• Graves deficiencias en la población (altas tasas de mortalidad infantil, analfabetismo…)
• Infrautilización o desaprovechamiento de recursos naturales.
• Elevado índice de agricultores con baja productividad.
• Industrialización incompleta o restringida.
• Hipertrofia y parasitismo del sector terciario.
• Dependencia económica.
• Baja renta per. cápita.
• Dislocación de las estructuras tradicionales económicas y sociales.
• Escasa integridad nacional.
• Debilidad de las clases medias en relación con el reducido porcentaje de población urbana.
• Paro, subempleo y trabajo infantil.
• Elevado crecimiento demográfico.
• Conclusiones
• La pobreza en África está aumentando más rápidamente que en otras regiones del Tercer Mundo, fenómeno que se aprecia tanto en las cifras absolutas que aluden a la pobreza en general, como a aquéllas que dicen relación con el porcentaje de personas situadas bajo la línea de la pobreza.

Del total mundial de 30 millones de personas que vivían con el VIH en 1997 unas dos terceras partes (21 millones) viven en África al sur del Sáhara. La infección se concentra en los grupos social y económicamente productivos con edades entre 15 y 45 años, entre los cuales el número de mujeres infectadas es un poco mayor que el de hombres.

La mortalidad materno-infantil es ahora más alta que hace tres décadas y muchos de los niños que mueren lo hacen aún por desnutrición-

Todos los países africanos tienen un problema endémico de tuberculosis, una enfermedad que nunca ha tenido diques de contención solventes pese a que hace ya mucho tiempo que existen tratamientos eficaces. En los últimos años la tuberculosis ha cobrado nuevo impulso de la mano del sida, de modo que las dos forman un binomio imposible de abordar para los míseros presupuestos sanitarios de los países afectados.
Si sólo la mitad de la población tiene acceso al agua potable, difícilmente se podrán contener las infecciones, a lo que hay que añadir un fenómeno nuevo imparable: el éxodo masivo de la población del campo hacia unas pocas urbanizaciones carentes de todo servicio.

África no tiene medios para cuidar de su salud, y el resto del mundo mira mientras tanto a otro lado. Las ayudas que llegan son apenas un parche incapaz de revertir el círculo vicioso de enfermedad y pobreza en que se desangra el continente. Cuanta más pobreza, peor salud y cuanta peor salud, más pobreza.

• El África subsahariana es escenario de más de la mitad de todos los conflictos armados del mundo. Países como Angola, Burundi, Chad, Liberia, Ruanda, Sierra Leona, Somalia, Sudán, etc. se han visto sacudidos por sangrientas e interminables guerras civiles. Otros Estados como Costa de Marfil, Kenia, Nigeria o Uganda se ven afectados por otro tipo de conflictos, no menos sangrientos. Las consecuencias para la sociedad africana han sido terribles por las numerosas pérdidas humanas y por la destrucción de sus infraestructuras.

• Se calcula que las personas que sufren desnutrición crónica y hambre en el África subsahariana superan los 180 millones. Sin duda, las catástrofes naturales (sequía, lluvias torrenciales, inundaciones, etc.) que provocan la falta de producción agrícola y las guerras civiles hacen que esta región sea la más afectada del mundo por la escasez de alimentos. Por ejemplo, los efectos de la sequía se observan en Etiopía, Eritrea, Kenia, Tanzania y Sudán, donde se necesita una urgente asistencia alimentaria para más de 18 millones de personas que sufren desnutrición.
• Hoy en día, la principal causa de mortalidad en el África subsahariana se produce por la enfermedad del SIDA. El África subsahariana alberga poco más del 10 % de la población mundial, pero actualmente viven en esta zona el 60 % de las personas infectadas por el virus, aproximadamente unos 26 millones de personas
• En el 2004, se estimó que más de dos millones de personas de esta región fallecieron a causa de la enfermedad. También cabe destacar el aumento de la orfandad que estas muertes conllevan. El número de niños que han perdido al menos a uno de sus padres por el SIDA en esta región se eleva a más de 12 millones, y según la UNICEF para el año 2010 habrá crecido en más del 50 %.

Mafias farmaceúticas

Mafias farmacéuticas
Ignacio Ramonet
Le Monde Diplomatique


Muy pocos medios de comunicación lo han comentado. La opinión pública no ha sido alertada. Y sin embargo, las preocupantes conclusiones del Informe final (1), publicado por la Comisión Europea el pasado 8 de julio, sobre los abusos en materia de competencia en el sector farmacéutico merecen ser conocidas por los ciudadanos y ampliamente difundidas.

¿Qué dice ese informe? En síntesis: que, en el comercio de los medicamentos, la competencia no está funcionando, y que los grandes grupos farmacéuticos recurren a toda suerte de juegos sucios para impedir la llegada al mercado de medicinas más eficaces y sobre todo para descalificar los medicamentos genéricos mucho más baratos. Consecuencia: el retraso del acceso del consumidor a los genéricos se traduce en importantes pérdidas financieras no sólo para los propios pacientes sino para la Seguridad Social a cargo del Estado (o sea de los contribuyentes). Esto, además, ofrece argumentos a los defensores de la privatización de los Sistemas Públicos de Salud, acusados de ser fosos de déficits en el presupuesto de los Estados.

Los genéricos son medicamentos idénticos, en cuanto a principios activos, dosificación, forma farmacéutica, seguridad y eficacia, a los medicamentos originales producidos en exclusividad por los grandes monopolios farmacéuticos. El periodo de exclusividad, que se inicia desde el momento en que el producto es puesto a la venta, vence a los diez años; pero la protección de la patente del fármaco original dura veinte años. Entonces es cuando otros fabricantes tienen derecho a producir los genéricos que cuestan un 40% más baratos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la mayoría de los Gobiernos recomiendan el uso de genéricos porque, por su menor coste, favorecen el acceso equitativo a la salud de las poblaciones expuestas a enfermedades evitables (2).
El objetivo de las grandes marcas farmacéuticas consiste, por consiguiente, en retrasar por todos los medios posibles la fecha de vencimiento del periodo de protección de la patente; y se las arreglan para patentar añadidos superfluos del producto (un polimorfo, una forma cristalina, etc.) y extender así, artificialmente, la duración de su control del medicamento. El mercado mundial de los medicamentos representa unos 700.000 millones de euros (3); y una docena de empresas gigantes, entre ellas las llamadas " Big Pharma " -Bayer, GlaxoSmithKline (GSK), Merck, Novartis, Pfizer, Roche, Sanofi-Aventis-, controlan la mitad de ese mercado. Sus beneficios son superiores a los obtenidos por los poderosos grupos del complejo militar-industrial. Por cada euro invertido en la fabricación de un medicamento de marca, los monopolios ganan mil en el mercado (4). Y tres de esas firmas, GSK, Novartis y Sanofi, se disponen a ganar miles de millones de euros más en los próximos meses gracias a las ventas masivas de la vacuna contra el virus A(H1N1) de la nueva gripe (5).

Esas gigantescas masas de dinero otorgan a las " Big Pharma " una potencia financiera absolutamente colosal. Que usan en particular para arruinar, mediante múltiples juicios millonarios ante los tribunales, a los modestos fabricantes de genéricos. Sus innumerables lobbies hostigan también permanentemente a la Oficina Europea de Patentes (OEP), cuya sede se halla en Múnich, para retrasar la concesión de autorizaciones de entrada en el mercado a los genéricos. Asimismo lanzan campañas engañosas sobre estos fármacos bioequivalentes y asustan a los pacientes. El resultado es que, según el reciente Informe publicado por la Comisión Europea, los ciudadanos han tenido que esperar, por término medio, siete meses más de lo normal para acceder a los genéricos, lo cual se ha traducido en los últimos cinco años en un sobregasto innecesario de cerca de 3.000 millones de euros para los consumidores y en un 20% de aumento para los Sistemas Públicos de Salud.

La ofensiva de los monopolios farmacéutico-industriales no tiene fronteras. También estarían implicados en el reciente golpe de Estado contra el presidente Manuel Zelaya en Honduras, país que importa todas sus medicinas, producidas fundamentalmente por las " Big Pharma ". Desde que Honduras ingresó en el ALBA (Alianza Bolivariana de los Pueblos de América), en agosto de 2008, Manuel Zelaya negociaba un acuerdo comercial con La Habana para importar genéricos cubanos, con el propósito de reducir los gastos de funcionamiento de los hospitales públicos hondureños. Además, en la Cumbre del 24 de junio pasado, los Presidentes del ALBA se comprometieron a "revisar la doctrina sobre la propiedad industrial", o sea, la intangibilidad de las patentes en materia de medicamentos. Estos dos proyectos, que amenazaban directamente sus intereses, impulsaron a los grupos farmacéuticos transnacionales a apoyar con fuerza el movimiento golpista que derrocaría a Zelaya el 28 de junio último (6).

Asimismo, Barack Obama, deseoso de reformar el sistema de salud de Estados Unidos que deja sin cobertura médica a 47 millones de ciudadanos, está afrontando las iras del complejo farmacéutico-industrial. Aquí, las sumas en juego son gigantescas (los gastos de salud representan el equivalente del 18% del PIB) y las controla un vigoroso lobby de intereses privados que reúne, además de las " Big Pharma ", a las grandes compañías de seguros y a todo el sector de las clínicas y de los hospitales privados. Ninguno de estos actores quiere perder sus opulentos privilegios. Por eso, apoyándose en los grandes medios de comunicación más conservadores y en el Partido Republicano, están gastando decenas de millones de dólares en campañas de desinformación y de calumnias contra la necesaria reforma del sistema de salud.

Es una batalla crucial. Y sería dramático que las mafias farmacéuticas la ganasen. Porque redoblarían entonces los esfuerzos para atacar, en Europa y en el resto del mundo, el despliegue de los medicamentos genéricos y la esperanza de unos sistemas de salud menos costosos y más solidarios.


Notas:
(1) http://ec.europa.eu/comm/competition/sectors/ pharmaceuticals/inquiry/index.html
(2) El 90% de los gastos de la gran industria farmacéutica para el desarrollo de nuevos fármacos está destinado a enfermedades que sólo padece el 10% de la población mundial.
(3) Intercontinental Marketing Services (IMS) Health, 19 de marzo de 2009.
(4) Carlos Machado, "La mafia farmacéutica. Peor el remedio que la enfermedad", 5 de marzo de 2007 (www.ecoportal.net/content/view/full/67184).
(5) Léase, Ignacio Ramonet, "Los culpables de la gripe porcina", Le Monde diplomatique en español , junio de 2009.
(6) Observatorio Social Centroamericano, 29 de junio de 2009.

Imagine John Lennon (SUBTITULADA ESPAÑOL INGLES )

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