martes, 5 de junio de 2012

La puntualidad

Puntualidad: barrera intangible
Rafael Orduz
“Siga y siéntese, el doctor está un poco demoradito, pero ya viene”, es una de las sentencias comunes que se escuchan en cualquier dependencia pública para, finalmente, dar comienzo a una reunión (pactada con días o semanas de anticipación) una o dos horas después, si es que no se cancela.
Por alguna razón los servidores públicos, con algunas excepciones, son, quizá, los más impuntuales dentro de todo el espectro laboral. También los más ocupados (y ocupadas), febriles, importantes… e ineficientes.
La impuntualidad no es patrimonio, ni más faltaba, de los funcionarios. Está arraigada en la cultura. En el horario de la gente hay siempre una provisión psicológica de medias horas por encima del plazo de las citas. Si dicen que es a las ocho, hay que llegar a las y media, o más tarde.
No pasaría de ser un trance anecdótico si no fuera por lo que implica finalmente: años de demora en decisiones de la justicia, bajos niveles de ejecución de proyectos a cargo de entidades públicas (incluyendo las concesiones) y fuerte factor de no competitividad internacional.
Los empresarios no se libran de la impuntualidad. No sería problemática, de no ser porque tal característica es, quizás, una de las barreras más costosas de cara a los tratados de libre comercio.
¿Qué perciben y recomiendan a extranjeros agencias del exterior acerca de la cultura del tiempo de los empresarios colombianos?
Un portal para diplomáticos (e-diplomat) dice que, aunque los colombianos son normalmente puntuales para asuntos de negocios, “pueden llegar media hora tarde, aunque la mejor política para extranjeros es ser puntual”.
El “cuándo almorzamos” bogotano se ha difundido con éxito en todo el país. Dice el portal que la expresión “mañana le llamo” puede querer decir en una o dos semanas si, efectivamente, el evento ha de ocurrir.
“Los colombianos no se destacan por su puntualidad”, afirma otro portal (www.getcustoms.com). “Espere retrasos. Lo que le toma dos días en Estados Unidos le exigirá una semana en Colombia”.
“La puntualidad colombiana es relajada, aunque se espera que los extranjeros sean puntuales” (www.cyborlink.com).
Un sitio virtual en el que se examinan rasgos interculturales considera a los empresarios colombianos como cabezas de estructuras altamente jerarquizadas, con frecuencia con enfoques paternalistas hacia los empleados y con una concepción “fluida” (léase incierta) de los plazos acordados y las escalas de tiempo. De ahí que “la paciencia desempeña un rol esencial en el intercambio comercial intercultural” con Colombia.
“Los plazos no son considerados importantes…; si se supone que usted debe recibir información en una fecha determinada, es buena idea insistir varias veces, aunque de manera cortés” (http://www.kwintessential.co.uk/intercultural/management/colombia.html).
Además de buena infraestructura, se requiere combatir una de las peores barreras de cara al mundo global, la impuntualidad, síntoma grave de subdesarrollo.

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