domingo, 3 de marzo de 2013

Y ¿QUÉ SOMOS LOS COLOMBIANOS?

Los colombianos ¿somos muertos vivos?
Leyla Rojas

Es que Colombia cambia pero sigue igual, son nuevas caras de un viejo desastre"[1]. Eso afirma Fernando Vallejo.

"Es Imbécil decir que el país está desbaratado, no se han dado cuenta que el país nunca fue construido[2]." Esto afirma Antonio Morales. 

Al parecer la culpa no es de los de ahora. La culpa es de siempre, de todo, del mismo nacimiento. La situación es extrema. Siempre lo ha sido. Pero lo que hoy sí es extremo es el "equilibrio de la guerra" como dice Antonio Morales: es la presencia de esa inmoralidad que nos ha acostumbrado a unas estadísticas de horror y a unos porcentajes de sangre que son asumibles. ¿Asumibles por quienes? Por todos nosotros y todos ellos. Vivimos más entre muertos que entre vivos. O bien ¿somos muertos vivos?

"(...) Para dejar de ser víctima tengo que matar al que me mata. Es decir: convirtiéndome en victimario dejó de ser victima." esto se lo escuché a un gran profesor, como parte de su interpretación al texto Blood Rites de Bárbara Ehrenreich. 

Al parecer este podría ser un punto clave para la interpretación de nuestros propios males...que Colombia desde el principio es un desastre, que nunca fue construida, que es hija de la violencia y por consiguiente todos somos hijos de la violetera. Pero por favor cuéntenme algo que no sepamos, algo que no sea tan obvio para los 40 millones de colombianos. Colombia es un desastre pero, ¿tiene usted la solución?. ¿Tiene usted algo que proponer? Yo no tengo mucho que proponer salvo ideas utópicas producto de las reflexiones más sentimentales y pasionales que racionales. Ideas tontas producto del dolor de patria que tiende a dar de cuando en vez. 

Si la teoría de Blood Rites es cierta, estaríamos en cierto sentido encontrado el origen de todos nuestros males y citando a la autora, habría una luz de esperanza, ya que "(...) conocer el origen de algo, no implica saber porqué persiste. Pero el primer paso para la libertad puede ser saber como todo empezó, (the original trauma)"[3].

Colombia se ha erigido de una mezcla singular, por llamarlo de alguna forma. Un cristianismo impuesto a la brava para borrar de estos territorios la cosmovisión precolombina que dominaba el pensamiento naturalista de nuestros indígenas. Estos conquistadores llegaron a invadir todo, a matar hombres, mujeres y niños. Todo en nombre de Dios." (...) la sangre que derramará Colombia, ahora y siempre por los siglos de los siglos, Amén".

Aplicando la teoría de Ehrenréich, todos esos hombres que han sido víctimas en esta primera instancia (es decir todos los nacionales) ahora son victimarios, es decir individuos que hoy se sienten socialmente violados y actúan como seres aislados, intolerantes e individualistas. Es ese individuo que no reconoce la colectividad porque la considera impuesta y en consecuencia reacciona fortaleciendo su individualismo, cuya expresión cotidiana es la violencia. Ese es en términos generales el colombiano de hoy. El colombiano que vive asustado, asustado de morir en manos de otro colombiano, el colombiano que busca dejar de ser víctima y en consecuencia escoge el camino del victimario. El colombiano que ante la pregunta de Fernando Vallejo ¿A donde van ratas humanas?, le contesta a dejar de ser ratas. Es decir a dejar de correr por entre escondites y agujeros, a no correrle más a la muerte y a convertirme finalmente yo en portador de la muerte y que ella no me caiga por sorpresa, que por fin me cobre algo; que me cobre la muerte de esos tantos que maté y que matarán por mi muerte.

En este momento usted puede estarse preguntado ¿pero no es este último más rata que el primero, es decir, que aquel que huía? La verdad no sé. Benedetti de pronto diría: "1 es legítimo o es nulo, todo es según el dolor" con que se mira no hay fórmulas globales que descifren como se integra o desintegra un pueblo"[4]. Haciéndole honor a la verdad lo único que creo poder decir es que no quiero ser víctima ni victimario, que no quiero ser ninguna de esas dos clases de ratas, es más que no quiero ser rata. ¿Quién quiere ser rata?

"(...) Le dije que nos iríamos a dormir esa noche a cualquier motel de las afueras. Me preguntó la razón y le contesté que por supersticiones, que porque sentía que si me quedaba en mí casa iba a matar. Como esta impresión la puede tener cualquiera en cualquier momento en cualquier parte de Medellín lo entendió. Le había dado una razón incontrovertible, una que no acepta razones."[5]

¿Cuál es la razón que no acepta razones? Me arriesgaría a decir que la realidad esa razón que no acepta razones. Porque bien es cierto que 'el surrealismo se estrella en añicos contra la realidad de Colombia"[6]. Aquí lo imposible es muy posible. 

Y ¿cuál es nuestra respuesta ante esta realidad? De malas, 'V que te vaya bien, que te pise un carro o que te estripe un tren". No sé que crea usted, pero yo creo que estamos mas muertos que vivos. Al abordar el tema social en Colombia se encuentra enorme escollo. El cual es la ausencia casi total de espíritu autocrítico de la población. Rara vez se advierte que uno de los principales problemas sociales de los colombianos, es su espíritu asocial. Frecuentemente antisocial. Ese espíritu asocial que se expresa en el individualismo que nos aqueja, en la insolidaridad, en la incomunicación entre las personas y en la dispersión reinante que destruye el ser social. El individualismo está generalizado y tiene consecuencias disolventes. La insolidaridad bloquea nuestra capacidad para trabajar juntos, en grupo, con otros, de emprender con fuerza colectiva tareas trascendentales. Documenta esta dispersión nacional el hecho de que Colombia es un país sin objetivo, sin directriz que nos identifique como sociedad y como nación, carente de un propósito compartido en torno al cual podamos unirnos y participar colectivamente en su logro.

...Parece que fuéramos hijos de una cultura individualista, predadora, marginalizadora y violenta. Pero sin embargo, existimos como país. Sí, como territorio que habitamos y maltratamos, pero no existimos como sociedad, como conglomerado organizado y difícilmente podemos decir que existimos como nación. Lo que sí existe, es una colección de seres divididos por los intereses privados antepuestos y contrapuestos al interés común. Los resuItados los tenemos a la vista en la agonía sin salida que nos agita desde hace tanto tiempo (¿de siempre?). Bárbara Ehrenreich dice en alguna parte "en el fondo de porque pelear nunca puede ser una cuestión de intereses, es porque los hombres muertos no tienen intereses", los colombianos no tenemos intereses como colombianos. Debe ser porque los hombres muertos no tenemos intereses.

"Y que te vaya bien, que te pise un carro o que te estripe un tren"[7]. Los Colombianos: ¿somos muertos vivos?

[*] Estudiante de Ciencia Política, Universidad de los Andes.«« Volver

[1] Fernando Vallejo, La Virgen de los sicarios, Bogotá, Editorial Santillana S.A. 1994 pag.13.«« Volver

[2] Antonio Morales, "¿Cual nación?", en Cambio 16, Colombia, No.251, 6 de abril de 1998.«« Volver

[3] Bárbera Ehrenreich, Blood Rites, Origins and History of the Passions of war, Metropolitan Books, 1997, pág.21«« Volver

[4] Mario Benedetti, Croquis para algún día.«« Volver

[5] Fernando Vallejo, La virgen......pág. 133.«« Volver

[6] Ibid. Pág. 139.«« Volver

[7] Ibid. Pág. 142.«« Volver


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