viernes, 7 de agosto de 2015

¿Qué es la ética?

Ética... ¿eso qué es?
Aproximación elemental.
El bien, lo que es bueno para una persona, puede tomar diversas formas: es bueno, o sea agradable, comerse una fruta; es bueno, o sea generoso, obsequiar a otro algo propio; es bueno, o sea justo, pagar lo que corresponde a quien ha hecho un trabajo; es bueno, o sea responsable, cuidar los árboles que preservan el agua y el aire. No es obligatorio hacer lo primero y lo segundo, mientras que sí lo es hacer lo tercero y lo cuarto. Hay un imperativo íntimo que me dice que las cosas valen, que el trabajo vale y que ese valor no se puede desconocer, ni se puede apropiar sin compensación proporcional. Hay un imperativo íntimo que me dicta que es preciso - deber cívico o social- cuidar lo que es de todos y a todos beneficia.
Ahí precisamente está la ética: en discernir valores y en actuar en consecuencia. La ética es la escala de valores de una persona, es ese ordenamiento interior de criterios y preferencias que permite distinguir lo que es bueno y lo que es malo, a lo que estoy obligado y a lo que no lo estoy.
Pero la ética no es una tabla fría de principios, normas o mandamientos. La ética de una persona está constituida por sus resortes morales, es decir, por aquello que la mueve a actuar, porque al hacerlo está procurando un bien o evitando un mal para sí o para otros. La ética es algo propio de cada uno, pero al mismo tiempo forma parte de la cultura general de un colectivo o sociedad. Cada persona o individuo comparte, o es portador de los elementos éticos propios de su grupo, comunidad, o cualquier otro conjunto mayor, pero cada uno es libre de actuar asumiendo o desprendiéndose de los grandes referentes orientadores que le ha transmitido su sociedad a través de la familia, la escuela, la iglesia o la comunicación. La ética es una construcción humana, cultural e histórica.
Los seres humanos no están determinados a actuar de una manera inmodificable -no por leyes físicas como los cuerpos inertes, no por leyes biológicas como las plantas, no sólo por leyes instintivas como los animales-. En un contexto dado ellos son libres de escoger la forma de actuar según su criterio del bien y el mal. Cuando una persona actúa como tal, esto es, cuando su acto es realmente humano, se constituye en un acto responsable porque con él está haciendo el bien o evitando el mal que debe. Por eso, la ética es ante todo responsabilidad consigo mismo y con los demás. El discernimiento, la palabra, la libertad, la responsabilidad, la conciencia son capacidades inseparables que distinguen al hombre de todos los demás seres y lo hacen ético.
Se aceptan en general como principios éticos o axiomas de una ética básica, entre otros, los siguientes:
  • Reconozco plenamente mi dignidad y la de todas las personas.
  • Mis derechos llegan hasta donde comienzan los derechos de los demás.
  • Yo debo hacer o procurar a los demás lo que considero bueno para mí mismo.
  • Una persona o grupo no puede apropiarse o disponer en forma arbitraria del conjunto de bienes que pertenecen a todos.
  • El primer bien que merece el respeto pleno de todos, es la vida.
  • Los recursos de la naturaleza pertenecen no sólo a las generaciones actuales sino a las futuras.
  • Ante la presencia de dos males, se evitan los dos si posible; si no, se opta por el mal menor.
Relación entre ética y política
Según la premisa que se acaba de exponer, es obvio que la ética tiene que ver estrecha y directamente con la política. Hagamos una referencia explícita al segundo de dichos elementos: la política. Esta, que surge en el campo plural de las personas, las comunidades y los pueblos, es la actividad mediante la cual se toman decisiones libres sobre asuntos, problemas y proyectos comunes entre sujetos diferentes, individuales o colectivos.
  • La política constituye un campo específico de responsabilidad consigo mismo y con los demás: el campo del poder público.
  • La política implica asumir responsabilidad en relación con derechos, intereses y proyectos comunes.
  • La política no podría orientarse con sentido humano si no obedece a una escala de valores concientemente construida.
  • La política en cuanto ejercicio del poder público tiene su primera responsabilidad en el respeto y cumplimiento de la Constitución y la ley.
Relación entre ética y ley
La ética es más amplia que la ley. En una sociedad no hay una sino múltiples éticas, de diverso origen e inspiración. Entre las múltiples éticas y la ley median acuerdos y consensos. La ley misma es fruto de la deliberación y el acuerdo en el seno de una sociedad plural. El acuerdo fundacional, o acuerdo sobre lo fundamental, se expresa en una ley básica o Constitución.
La ciudadanía tiene potestad para plantear exigencias a los gobernantes tanto en el campo de la ética como en el de la ley. La ciudadanía no sólo constituye el poder público sino que lo controla, no sólo elige gobiernos y autoridades sino que participa cotidianamente en el gobierno. Una nueva ética de lo público renueva la representación e inspira prácticas innovadoras en el ejercicio de la democracia participativa, la democracia deliberativa y la democracia directa.
El ejercicio de la política es el campo en el que surgen y maduran los actores o sujetos políticos que en el plano individual son los ciudadanos, y a nivel colectivo las organizaciones de la sociedad civil, los movimientos sociales y los partidos políticos. Los sujetos políticos, individuales y colectivos son sujetos éticos si sus decisiones se toman según escalas de valores concientemente asumidas o construidas en un determinado tiempo y lugar. Afortunada y feliz la sociedad que  determina una escala de valores y se esfuerza en ser coherente con ella.    
Más allá de la transparencia
En el cruce entre ética, ley y política hay varios referentes que son ya de aceptación general y constituyen pistas seguras de orientación para los actores o sujetos políticos: 
  • La ética en sí misma no es un proyecto político, pero sí es una condición básica de toda política.
  • Los ciudadanos pueden hacer todo lo que la ley no prohíbe, los gobernantes sólo pueden hacer lo que la ley les permite.
  • Los ciudadanos crean las instituciones para el servicio de los ciudadanos mismos. En una democracia ellos no están en ningún caso al servicio de las instituciones, mandatarios o funcionarios. Si así no fuera habría siervos y no ciudadanos.
  • Quienes ejercen autoridad y poder institucionales, que es una facultad en función del interés común, público o colectivo, tienen el deber moral de cumplir las funciones para las cuales han sido elegidos o nombrados


No hay comentarios:

Publicar un comentario