jueves, 4 de febrero de 2016

El mecanismo del mercado

El mecanismo del mercado
El mecanismo del mercado es, según las palabras de Adam Smith, una especie de “mano invisible” que reglamenta las respuestas dadas (…)
El mecanismo del mercado es, según las palabras de Adam Smith, una especie de “mano invisible” que reglamenta las respuestas dadas a las tres cuestiones bases estudiadas por la economía: “el qué”, “el cómo” y “para quien” es producido. En el caso de la respuesta a cuestión “el qué” producir, cuando las familias buscan más de un bien significa que están más predispuestas a pagar más por la misma cantidad haciendo con que el precio aumente y criando incentivos a los productores para que ellos afecten más recursos productivos para la producción de este mismo bien. En respecto a la cuestión de “el como” producir, también son los precios de los bienes y de los factores productivos que reglamentan las combinaciones y cantidades de cada factor productivo utilizado en la producción. Relativamente a la respuesta a la cuestión “para quien” producir, también son los precios de los diferentes factores productivos que, juntamente con las cantidades detenidas, determinan la repartición del rendimiento y, por eso, el consumo de cada familia.
Por todo lo mencionado, fácilmente se concluye que el papel central del mecanismo del mercado cabe a los precios. Así, es a través de los precios que el mercado consigue compatibilizar los intereses antagónicos de productores y consumidores. De esta forma, el mecanismo del mercado no es más que el proceso por el cual son formados los precios en el mercado.
¿Qué diferencia hay entre este modelo, la economía de mercado y la economía planificada? Como su nombre indica, la economía mixta aglutina aspectos de la propiedad privada del capitalismo y de la propiedad colectiva de la economía planificada o socialismo. Sus defensores afirman que ni la economía de mercado libre sin limitaciones ni la centralizada con tantas regulaciones pueden ser beneficiosas para el desarrollo de los países del siglo XXI. Así, este modelo económico permite a empresas y consumidores disfrutar de libertad de decisión y acción puesto que el control del gobierno es limitado. Al mismo tiempo, supone una desigualdad económica en la sociedad menor que en otros sistemas y los monopolios están bajo la vigilancia del gobierno, favoreciendo la justa competencia y el acceso de otras marcas al mercado. Cuando hay equilibrio entre ambas fuerzas, este sistema posee importantes ventajas para todos los actores, pero si en la práctica la balanza se inclina más hacia el control gubernamental puede derivar en descontento social. Por ejemplo, si el gobierno sube la base imponible de un cierto tipo de productos: teatro, cine.
Las formas de intervención estatal en este tipo de economías pueden ser muy diversas, desde la regulación (normativa medioambiental) a la fiscalidad (tasas e impuestos), políticas de gasto público y ayudas (subvenciones, subsidios por desempleo) o que sea el propio Estado el productor de bienes públicos (empresas públicas).
En ambos extremos se sitúan la economía libre de mercado y la planificada. La primera de ellas se basa en la propiedad privada de los medios de producción de forma que son los oferentes (marcas) y los demandantes (consumidores) los que asignan y toman decisiones sobre el reparto de los recursos escasos: los agentes económicos deciden qué comprar y en qué cantidad y las empresas deciden qué bienes y servicios producir. La historia pone hoy de manifiesto que son los países que han apostado por este modelo económico los que han logrado mayores avances en cuanto a bienestar social e innovación. De hecho, la competencia entre empresas que operan en el libre mercado incentiva el crecimiento económico y la apuesta por la calidad y las nuevas tecnologías.
En cambio, la economía planificada es propia de aquellos países (Cuba) en los que es el gobierno -y no la ley de oferta y demanda del mercado- quien fija los precios, establece los objetivos económicos y toma las principales decisiones sobre producción y reparto de recursos. Es decir, produce, reparte y fija precios mientras que la economía de mercado fiscaliza, regula, distribuye, estabiliza y produce.

En el mundo real, es difícil encontrar estructuras de mercado que garanticen la transparencia plena tanto para consumidores como para competidores. No siempre las posiciones competitivas son iguales y por lo tanto, es necesario analizar detalladamente la clase de mercado que se afronta, para poder realizar un análisis claro de la realidad competitiva presente.
La teoría tradicional parte de un modelo de competencia perfecta para explicar fácilmente las diversas variables económicas. La competencia perfecta se tiene básicamente cuando ningún agente o empresa es capaz de influir sobre el precio. Generalmente esta condición se obtiene bajo las siguientes características:
Existencia de un elevado número de oferentes y demandantes. Implica que la decisión individual de cada uno de ellos ejercerá escasa influencia sobre el mercado global. Las empresas son precio-aceptantes
Homogeneidad del producto. Supone que no existen diferencias entre el producto que vende un oferente y el que venden los demás.
Transparencia del mercado. Requiere que todos los participantes tengan pleno conocimiento de las condiciones generales en que opera el mercado.
Libertad de entrada y salida de empresas. Todas las empresas participantes podrán entrar y salir del mercado de forma inmediata en cuanto lo deseen.

Como es lógico, dichas condiciones son muy estrictas y poco realistas, por esto, la teoría económica ha diseñado la teoría de la llamada Competencia Imperfecta.
La competencia imperfecta:
En una industria, un sector de la industria o un mercado se presenta competencia imperfecta cuando alguno de los agentes posee algún grado de control sobre los precios.
Existen tres grados de competencia imperfecta.
Monopolio
Oligopolio
Monopsonio
El monopolio:
El monopolio, es el caso extremo de la competencia imperfecta y se da cuando existe un único productor que tiene control absoluto sobre el manejo del precio. Implica, además, que no existe ningún producto sustituto que pueda reemplazar el producto del vendedor monopolista.
Existe un tipo especial de monopolio llamado monopolio natural; este se da cuando la actividad económica solo puede ser cubierta por comodidad por una sola empresa.
Los monopolios naturales más comunes son los servicios de electricidad y agua, los cuales debido a los sistemas de distribución generalmente son manejados por una sola empresa.
El oligopolio:
El oligopolio se da cuando hay pocos competidores en el mercado, pero pueden influir sobre el precio. Generalmente en un mercado de oligopolio existen empresas líderes de mercado, con gran influencia en los precios y pequeñas empresas que no pueden influir como competencia. Esto produce que los líderes de mercado (pocas empresas) controlen los precios.

Una de las preocupaciones más grandes de las entidades que controlan las empresas es evitar la llamada colusión que consiste en acuerdos entre empresas para controlar los precios y evitar la competencia.
Monopsonio:


Cuando en un mercado existe una única empresa compradora o un único consumidor se da un monopsonio. El monopsonio puede constituir una forma de control de precios debido a la discrecionalidad del comprador a determinar el precio de compra de bienes. Esta situación generalmente resulta en detrimento de los productores que se ven en la necesidad de vender a cualquier precio debido a no tener compradores alternativos.



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