martes, 8 de marzo de 2016

Demasiados muertos

Demasiados muertos

Recurriendo a diferentes fuentes confiables, puedo afirmar que en Colombia se registraron en los últimos cuarenta años – entre 1975 y 2014 – un total de 747.289 homicidios.
Por: Saul Franco
Podemos redondear la cifra en 750.000, y tendríamos un promedio anual de 18.750 casos de homicidio y un alarmante y vergonzoso promedio de un homicidio cada media hora durante esos cuarenta años. Demasiados muertos, verdad?
Cuando hablo de fuentes confiables me refiero a los informes de la Policía Nacional, del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, del Departamento Nacional de Estadística –Dane- de algunas investigaciones específicas y del Observatorio Nacional de Salud –ONS- que acaba de divulgar su IV Informe dedicado, en buena parte y con mucho rigor, justamente al tema de la violencia homicida en el país entre 1998 y 2012. Conviene advertir que no siempre coinciden los períodos, indicadores y tipo de datos suministrados por las distintas fuentes, siendo necesario optar por la información disponible más constante y consistente.
No todos esos muertos se deben a la guerra que padecemos, por supuesto. Hay homicidios por riñas callejeras, con frecuencia facilitados por el licor. Hay un porcentaje debido a la violencia en las relaciones familiares y de pareja. Hay violencia homicida producida por la llamada delincuencia organizada, y también por la desorganizada. La hay en el trabajo y en casi todos los escenarios en donde sucede la vida, incluyendo los deportivos. Entre quienes hemos estudiado el tema se estima que entre un 10 y un 20% del total de víctimas de este tipo de violencia se debe directamente al conflicto armado interno, pero que indirectamente el porcentaje es muchos mayor.
Siendo preocupante el dato de cuántos colombianos/as mueren como víctimas de homicidios, lo es mucho más saber quiénes son, en dónde viven y por qué los matan. Todas las fuentes de información coinciden en que, de lejos (hasta en un 92%), los hombres son las principales víctimas. Que casi las tres cuartas partes de las víctimas son jóvenes entre los 15 y los 39 años. Que de los cuarenta años registrados, los peores fueron 1991 y 2002. Que entre Antioquia y el Valle del Cauca han concentrado el 40% de las víctimas de homicidio. Algunos estudios - el del ONS entre ellos - han ayudado a precisar que 27 de los 1.123 municipios del país responden por la mitad de los homicidios. Y hay en ellos sólidas asociaciones entre las tasas de homicidio y las de desempleo, el PIB per capita, la cantidad de acciones de todos los grupos armados, el bajo nivel educativo de las víctimas, la producción de coca, y la explotación petrolera antes y la de oro ahora.
Personalmente sigo convencido de que en el triángulo intolerancia-inequidad-impunidad se encuentra el núcleo explicativo de buena parte de nuestras violencias, incluida la homicida.
Hace treinta años, Eric Hobsbawn, un historiador inglés que se interesó en Colombia, tituló un ensayo suyo: Colombia asesina. Al terminar el milenio pasado, el socio-politólogo Alvaro Camacho afirmó que había elementos para darle la razón a Hobsbawn. Y las cifras expuestas aquí parecen confirmar que sí somos un país de gatillo fácil. ¿No será ya hora de dejar de serlo, de ensayar otras formas de resolver las diferencias inevitables, y de anteponer el valor de la vida al imperio de la muerte?
Saúl Franco. Médico social.



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