jueves, 11 de noviembre de 2010

Boom minero en Colombia

Boom' minero, nueva versión de El Dorado

Por: Jairo Chacón González

El sector espera las licencias ambientales para buscar oro, coltán, esmeraldas, hidrocarburos, plata y otros minerales que sumarán ingresos.

En el marco del Bicentenario de Colombia, el país está a las puertas de un nuevo ‘boom minero’, el cual ha sido posible gracias a la transformación de Ecopetrol, la reforma del Código de Minas y la seguridad democrática.

La sincronización de estos tres elementos convirtió al país en una autopista de doble calzada que ha permitido la llegada de nuevos jugadores, los cuales vienen inyectando recursos y sus conocimientos para espantar el fantasma de la importación de petróleo, aumentar la producción y la exploración, no sólo en hidrocarburos, sino en otros minerales.

La jugada maestra del Ministerio de Minas abrió las puertas a un auge al que todo el mundo quiere acceder, desde las grandes compañías hasta los pequeños mineros, que ven en este sector la oportunidad de cambiar su vida.

El país, según el director de Ingeominas, Mario Ballesteros, está inexplorado. “Se puede estar hablando de una exploración de sus cuencas entre 5 y 10 %, lo que abre gigantescas perspectivas para explorar el territorio y que Colombia se convierta en un productor importante en el sector”.

Antes del Código Minero aprobado el año pasado por el Congreso, sólo con la cédula cualquier persona podía obtener un título minero, un permiso para explotar una determinada área. Hoy para acceder a un título minero el interesado debe pagar por adelantado un canon superficiario, lo cual ha permitido que la exploración se incentive y no que las personas tengan los títulos bajo sus almohadas. Se busca que se entreguen a quien tenga la intensión de explorar.

Pero hay obstáculos que podrían dar al traste con esta ilusión de la bonanza: la demora en la expedición de licencias ambientales, la falta de infraestructura, la carencia de personal capacitado, la ilegalidad y el daño al medio ambiente.

Para la Cámara Minera de la Andi, el país está presto al desarrollo de grandes proyectos mineros, que aportarán mayores dividendos, pero hay que definir reglas para evitar que se repliquen situaciones como las del río Dagua, en el departamento del Valle del Cauca, donde los desplazados prácticamente destruyeron la zona en busca de oro.

Los expertos consideran que es necesaria la creación de una entidad igual a la Agencia Nacional de Hidrocarburos, destinada a la Minería, que se encargue de definir, seleccionar y reservar áreas para entregar en concesión, como hace el Ingeominas con el coltán en los departamentos de Guaviare, Vichada y Guainía y evitar guerras como sucede en África.

De acuerdo con el director de la Agencia Nacional de Hidrocarburos, Armando Zamora, en el país hay petróleo y los resultados se verán pronto, cuando empiece la exploración de los campos que se han adjudicado en los últimos años.

En materia de carbón, Alfonso Escobar, de Fenalcarbón, sostiene que el país no ha dimensionado la importancia de las minas de este recurso, especialmente en el altiplano cundiboyacense, pues la falta de un ferrocarril, vías adecuadas y puertos especializados le restan dinámica a la actividad.

En el tema carbonero el país podría llegar esta año a producir ocho millones de toneladas del mineral. La idea es que con la llegada de nuevos actores, con inversiones que podrían superar los US$10 mil millones, la producción podría estar en 140 millones de toneladas anuales.

Otros minerales que vienen ganando espacio son el ferroníquel, las esmeraldas, el hierro y la plata, que desde hace dos años repuntaron en el contexto minero, a tal punto que entre enero y abril de 2010 las exportaciones alcanzaron US$635,3 millones.

Respecto al petróleo, el Gobierno espera que la producción diaria sea de un millón de barriles, lo cual ampliaría la autosuficiencia del país hasta 2018 ó 2020.

Finalmente, en el caso del oro las exportaciones entre enero y abril de este año pasaron de US$600 millones, es decir, superaron los ingresos por café, que se situaron en US$538 millones.

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