domingo, 30 de octubre de 2016

Documentos para el examen final de cultura y sociedad 2016-2

Documentos para el examen final cultura y sociedad
Ustedes deben leer los dos siguientes documentos para el examen final.

Factores que afectan la competitividad y la productividad en Colombia
Definiciones
“Competitividad es el conjunto de instituciones, políticas y factores que determinan el nivel de productividad de un país".  A su turno, el nivel de productividad establece el nivel sostenible de prosperidad que puede ser obtenido por una economía." 
"En otras palabras, economías más competitivas tienden a ser capaces de producir niveles de ingreso más elevados para sus ciudadanos.  El nivel de productividad también determina las tasas de retorno obtenidas por las inversiones productivas (físicas,  en capital humano y en tecnología). Como las tasas de retorno son los inductores fundamentales de la tasa de crecimiento de la economía, entre más competitiva es una economía, más rápido crecerá en el mediano y largo plazo"
Productividad empresarial
La productividad empresarial es un método evaluativo que se refiere a que una empresa logra resultados más eficientes a un menor costo, con el fin de incrementar la satisfacción de los clientes y la rentabilidad. Cuán mayor sea la productividad de una empresa, más útil será para la comunidad gracias a que ésta se expande y genera empleo e impuestos.
Para que se mejore la productividad en una organización existen tres elementos básicos:
1. Equipos y materiales: Hardware
2. Procedimientos y métodos: Software
3. El recurso humano: Humanware
Para mejorar el hardware se requiere de altas sumas de dinero para invertir. Para mejorar el software se requiere de personas idóneas y conocimientos, por lo que es pertinente mejorar el humanware por medio de buenos procesos de selección, capacitación permanente y remuneración adecuada, lo importante es seleccionar y mantener el mejor capital humano posible dentro de la empresa para que no se afecte el software.
Competitividad
La competitividad se refiere a que una organización logre mantenerse y permanecer en el mercado a largo plazo, para esto, es necesario trabajar siempre con innovación de manera que se fomente la apertura de mercados y generar credibilidad y confianza en la marca a través del control de calidad y la garantía.
La capacidad competitiva de una organización se evalúa mediante la calidad en sus productos, la rapidez de reacción ante los eventuales problemas, la capacidad de innovación y la capacidad de evolución.
La productividad de Colombia
Los 21 millones de trabajadores colombianos con empleo se sienten agobiados con extensas jornadas laborales y, por lo general, hablan de una pesada carga de actividades por cumplir. Sin embargo, el esfuerzo no coincide con la productividad del país, que ocupó el puesto 66 entre 144 países, tras la más reciente medición realizada por el Foro Económico Mundial.
1.      Según el informe del Consejo Colombiano de Competitividad, asociado a la baja productividad está el bajo nivel de sofisticación y diversificación del aparato productivo, lo que termina reflejándose en la perdida de sofisticación de las exportaciones colombianas. El documento destaca que la situación es tan extrema que se llegan a necesitar 4,5 trabajadores colombianos para producir lo que produce un trabajador norteamericano, evidenciando el campo vacío que hay en las aptitudes y desempeño de uno y otro.
2.      Existen brechas en materia de educación, institucionalidad y salud que deben ser superadas si el país quiere alcanzar un crecimiento sostenible en los años venideros. La educación refleja la desigualdad de la sociedad colombiana, es elitista y la educación pública en la primaria y en la secundaria se caracteriza por su bajo nivel de calidad. Institucionalmente el Estado colombiano es frágil y débil, es incapaz de dar respuestas efectivas a la reducción de la pobreza, garantizar la estabilidad de los indicadores económicos, ni tampoco puede ser un factor que permita el crecimiento de los diferentes sectores de la economía colombiana. De acuerdo con David Bojanini, Presidente del Grupo Sura: “La educación comprende muchas etapas que son vitales para la formación del músculo laboral del país que requiere de mayor capacitación para que pueda cumplir con mucha más eficiencia las labores concernientes a su área de desempeño”.
3.      Colombia ha crecido recientemente en medio de una regresión infantil, pues volvió a sus inicios de los siglos XIX y XX, exportando oro, petróleo, carbón, y otras materias primas sin procesar ni transformar (commodities) y cada vez relativamente  menos productos de origen agrícola (café, flores, frutas) o industriales de bajo valor agregado. Hoy el tejido empresarial, compuesto esencialmente por unas 1.500 empresas grandes y unas 75.000 pequeñas y medianas (pymes), ha dejado ampliar su brecha de productividad frente a las economías avanzadas y por lo tanto, es menos competitivo que hace cinco años. La gran transformación ha sido por el auge del sector de servicios, que desde hace años genera más de un 50 por ciento del PIB colombiano, orientado a satisfacer necesidades del mercado interno, como los servicios financieros, de telecomunicaciones, de educación y de salud, que están lejos de ajustarse a los estándares internacionales. Lo cierto es que, en los últimos años, Colombia sí creció, pero mal. Creció sin generar empleo, sin reducir la pobreza, sin mejorar la abismal desigualdad, pero sobre todo, sin aprovechar esa dinámica económica para cerrar su brecha de productividad frente a economías más competitivas.
4.      La informalidad es otro ingrediente que no deja cocinar la torta de la productividad. La existencia de 11,5 millones de trabajadores informales y 3 millones de colombianos desempleados es una de las razones de los malos resultados en productividad que obtiene el país en comparación con las demás naciones del mundo. “Si una persona es capacitada y productiva, entra al mercado formal, tiene la posibilidad de ganarse un salario decente. Si no tiene formación, su futuro es entrar a la economía informal, a obtener ingresos a veces por debajo del mínimo. Allí cae de nuevo al círculo vicioso: menor productividad, imposibilidad para capacitarse y mejorar su condición. Es donde la gente empieza a perder el estímulo”, sostiene Rosario Córdoba.
5.      Debido a la baja productividad, Colombia tiene grandes dificultades para insertarse exitosamente en los mercados mundiales. Mientras que nuestras exportaciones por habitante en 2006 fueron de US$540, en Chile fueron de US$3.380, y en la República Checa de US$9.267. Para no referirnos a un país como Irlanda cuyas exportaciones equivalen a US$25.000 por habitante, es decir, 50 veces el valor de este indicador para Colombia.
6.      En los últimos veinticinco años, la tasa de inversión en Colombia ha sido, en promedio, 17.6% del PIB. Esta tasa es inferior a la de otras economías de la región como Chile (19.2%) y Perú (18.9%). La diferencia es aún mayor con respecto a economías como Malasia (25%) o Corea (34.9%). Las bajas tasas de inversión afectan negativamente la capacidad de acumular un stock de capital suficiente que amplíe la capacidad productiva y permita expandir la producción sin que se generen presiones inflacionarias. En la experiencia internacional, el proceso de desarrollo y de crecimiento del ingreso per cápita está asociado con un aumento en la dotación de capital por trabajador que permite alcanzar mayores niveles de productividad del trabajo, y, por ende, mayores salarios. La baja de inversión en Colombia refleja el bajo dinamismo de la formación de capital tanto del sector privado como del sector público. En este último caso, la poca inversión se refleja en un atraso en infraestructura y servicios de logística, que afecta negativamente la productividad del trabajo en las diferentes actividades.
Las cinco locomotoras
Seguramente con el ánimo de impactar al imaginario colectivo, el gobierno escogió la analogía de cinco locomotoras (infraestructura, agricultura, minería y energía, vivienda e innovación), pero hubiera podido hablar sencillamente de motoresinductores o aún drivers. Curiosa analogía, llena de connotaciones nostálgicas, que nos remonta a una tecnología del siglo XIX y nos recuerda, cruelmente, que somos un país que acabó con los ferrocarriles y hace tiempo levantó los rieles.
- Sólo dos de estas locomotoras - infraestructura e innovación - figuran entre los doce pilares de la competitividad para el Foro Económico Mundial.
- De otra parte, la vivienda puede generar empleo y reducir el déficit habitacional, pero poco aporta a la competitividad sistémica del país. Esta locomotora arrastrará seguramente algunos vagones del sector de la construcción, poco eficientes hoy, pero ya no estamos en la época de Currie ni del Upac.
- Igualmente, la agricultura contribuye con un porcentaje cada vez menor al PIB y su competitividad será también cada vez menor al entrar en vigor el amplio abanico de tratados de libre comercio, que hacen cola en la puerta. Un abono atrasado a la deuda social y un reconocimiento estatal de las barbaridades cometidas en nombre de la "seguridad democrática".
- A su turno, la minería y la energía son recursos naturales, que constituyen ventajas comparativas, pero tal vez no competitivas para ColombiaLa extracción sin transformación ni generación de empleo requiere de todos modos un alto volumen de recursos, que aporta gustosamente la inversión extranjera directa, cuyo total será del orden de 10.000 millones de dólares al año, tal como lo pronostica The Economist Intelligence Unit (EIU). Una cifra alta sin duda que, sin embargo, pasará de representar un 14,3 a un 10,1 por ciento de las necesidades totales de formación bruta de capital fijo de la economía para 2015. ¿De dónde saldrá el resto?
Paradójicamente, esta locomotora parece más una imposición externa que una opción libremente escogida.  Va en contravía de las otras: un efecto indirecto es la revaluación del peso frente al dólar, que ya constituye un cambio estructural y durable, y que crea, en el corto plazo, condiciones favorables para sustituir productos de origen nacional por los importados y hace menos competitivos en los mercados internacionales los productos manufacturados o apenas procesados como las flores o el banano. Las perturbaciones cambiarias y monetarias inducidas por esta locomotora serán fuente de complicaciones macroeconómicas por mucho tiempo.
- En fin, la locomotora de la innovación, que podría ser la más dinámica y capaz de impulsar vigorosamente la competitividad del país, está apenas esbozada en las Bases del Plan Nacional de Desarrollo.

Colombia en el horizonte económico internacional
Escrito por  Carlos Eduardo Maldonado*

Liderazgo: afuera sí, adentro no


Es evidente que el presidente Santos tiene una imagen favorable en el exterior, y que desde fuera del país es visto como un líder habilidoso. Específicamente en el tema del proceso de paz y las negociaciones en curso en La Habana (ver recuadro “¿El desarrollo del campo?...”). Los numerosos viajes, las declaraciones de la comunidad internacional y el decidido apoyo mundial al proceso de conversaciones y negociaciones con las Farc contrastan, sin embargo, con la imagen que carga el Presidente en el país. Reiteradas encuestas de opinión, y un seguimiento a las redes sociales, dejan ver que su liderazgo interno no es precisamente el mejor. En este sentido, en el territorio nacional palpita una fuerte división entre los partidarios de la paz y sus críticos y enemigos, encabezados, estos últimos por Uribe, el Centro Democrático y el Procurador Ordóñez. 

Todo ello, en el marco en el que, en el mejor espíritu del Frente Nacional (1958-1974), la oposición y las tercerías fueron eliminadas (literalmente) y el poder quedó concentrado, como siempre, en muy pocas manos. Al cabo, en tiempos recientes, a la confianza inversionista, la seguridad democrática y la cohesión social de Uribe, con todo y sus acciones y omisiones, le siguió la idea de prosperidad para todos y “Todos por un nuevo país”. Si Colombia fuera Francia todo ello significaría la instauración de una segunda república (la primera sería aquella que desde 1810 y 1819 abarca hasta el año 2000). Palabras más, palabras menos.

¿Cómo es vista Colombia?


Lo que una y otra vez presentan como lo mejor del establecimiento público y privado de Colombia –esto es, los principales gremios económicos, los sectores más destacados de la clase política y los principales estamentos públicos al unísono- se propuso que el país fuera acogido en la Ocde, esto es, el grupo de 34 países más ricos y desarrollados. O como dicen eufemísticamente: “el club de las buenas prácticas”. Sin lugar a dudas, el grupo de quienes dictan (y sufren) las políticas sociales y económicas que expresan lo mejor del capitalismo; esto es, por ejemplo, competitividad, sostenibilidad, crecimiento económico, desarrollo económico, sistema de libre mercado, institucionalismo y neoinstitucionalismo, en fin, neoliberalismo.

La aspiración de que Colombia ingrese a esta instancia de ‘Cooperación’ no es ajena, y por el contrario, es concomitante con el hecho de que, como dicen en la gran prensa, “Colombia logre la paz”. Esto es, que en La Habana, las negociaciones entre el Gobierno y las Farc desemboquen en la firma de un acuerdo de paz. (porque ésta, o el llamado “postconflicto” son otra cosa perfectamente distinta a la firma del acuerdo e implica un tiempo largo, de por lo menos dos o tres generaciones hacia delante).

En este sentido, es evidente que el presidente Juan Manuel Santos es bien visto con un liderazgo sólido en el mundo, pero, en contraste, al interior del país, su imagen es inversamente proporcional.

Pues bien, cabe recordar que estas aspiraciones –económicas, sociales y políticas– tienen lugar luego de que en dos ocasiones, el país fuera considerado, primero, como un gobierno fallido (específicamente durante el periodo de Ernesto Samper), y luego también, como un gobierno inviable (durante el cuatrenio de Andrés Pastrana). Esto significa que Colombia estuvo a punto de ser calificada como un estado fallido, exactamente a la manera de Haití, o varias de las repúblicas subsaharianas (1). 

Pocos años después, en el 2010, una vez vista como parte constitutiva del grupo de países Civets, empieza a ser considerada como una promesa de inversión internacional y de desarrollo y crecimiento económico. 

Los países Civets

 

La revista The Economist posee varias unidades de trabajo, empresa e investigación. Una destacada de ellas, encargada de elaborar índices e indicadores es la Economist Intelligence Unit (Unidad de Inteligencia de “The Economist”), sin duda, una de las dendritas de lo que es mucho más que una revista. Pues bien, los mercados emergentes fueron identificados hacia el año 2010 como el grupo de los Civets, que es el acrónimo (que significa en inglés: felino) para designar a la segunda fila de los países más promisorios detrás de los Bric: Colombia, Indonesia, Vietnam, Egipto, Turquía y Suráfrica.
Cabe destacar tres criterios que sirven como denominador mínimo común para los países aquí englobados: el nivel de la población, el nivel de crecimiento y la apertura económica. El nivel de la población no hace referencia necesariamente al tamaño poblacional sino al hecho de que la parte gruesa de la pirámide demográfica está constituida por jóvenes entre los 20 y los 40 años. El nivel de crecimiento queda expresado en un rápido y fuerte crecimiento de la clase media, y la apertura económica hace referencia a la acogida total del neoliberalismo económico y todas las políticas y estructuras institucionalistas y neonstitucionalistas.
En términos sociológicos, este grupo de países son aquellos que están haciendo el tránsito del capitalismo financiero al postindustrial, y desde éste último hacia el capitalismo informacional. Esto quiere decir, la incorporación creciente de las Tics (tecnologías de la información y la comunicación) en todas las gamas del Estado, el sector privado y la vida de la sociedad. Pues bien, el padre de la sociología de la información, M. Castells, lo dejó claramente dicho: el capitalismo postindustrial hace el tránsito al capitalismo informacional no porque lo quiera o lo desee, sino porque es la única posibilidad que tiene, si quiere seguir existiendo (2).
Recapitulando: ¿cómo está Colombia?
Existe, manifiestamente, un interés del mundo por este país. Civets es tan sólo un ejemplo, como lo es el proceso en curso de ingreso a la Ocde en un futuro relativamente previsible. Colombia exhibe crecimiento económico, jalonado principalmente por el sector financiero, el cual, sintomáticamente, no es, literalmente, un sector productivo. Verosímilmente la clase media ha crecido. Al fin y al cabo ésta es el gran colchón social del capitalismo.

Sin embargo, las cosas no son blancas u oscuras. De acuerdo con numerosas fuentes, Colombia es uno de los países más inequitativos en el mundo; en términos de indicadores Gini, de ingresos, u otros. El movimiento guerrillero de otras épocas ha llegado a ser estratégicamente controlado, aun cuando tácticamente ese pueda no ser el caso.

El crecimiento y el desarrollo económico va de la mano con una amplia, sostenida y creciente destrucción del medio ambiente. Una historia que en el mundo es du déjà-vu. El capitalismo es un sistema social y económico hecho posible al costo de generar una enorme entropía a su alrededor.

Como quiera que sea, una cosa resulta evidente. La visión de cualquier país en términos simplemente macroeconómicos oculta y desplaza otros numerosos temas y problemas, que exigen para su conocimiento y comprensión una mirada granular más fina. Lo que pareciera a vuelo de pájaro llano y genérico se revela en una mirada más atenta como un territorio lleno de valles, montañas, abismos y picos. Aparentemente el futuro del país en términos macroeconómicos parece positivo. Pero una impresión semejante no debe dejar fuera de consideración otras numerosas contradicciones, retos y problemas. Sin lugar a dudas, de manera puntual, los tres más importantes son: equidad con justicia social, protección del ambiente y la naturaleza, y comprensión e inscripción en el panorama latinoamericano. 

Con la integración en la Ocde y su inclusión en los Civets, Colombia avanza para su inscripción en el mundo. ¿Paso en falso? Para que la integración sea incluyente, uno de los primeros pasos por dar sería el de reconocer sus raíces en la América Latina. Ese continente de, como decía J. Vasconcelos, la raza cósmica. 

1 Un “Estado fallido” es el concepto que específicamente las grandes calificadoras mundiales utilizan para designar un país que ha entrado a un callejón sin salida. Quienes así califican son empresas privadas como Standard & Poor’s, Moody’s, y Fix, que actúa como subsidiaria de Fitch Ratings. Esto es, específicamente, son calificadoras de riesgos o, en otras palabras, agencias calificadoras de crédito.
2 Cfr. Prólogo de: M. Castells, “La era de la información. Economía, Sociedad y Cultura”. Vol. 1: La sociedad red. Madrid, Alianza Editorial, 1998, pp. 27-54.
3 Para una mejor comprensión puede consultarse, en español: http://www.oecd.org/centrodemexico/laocde/; y en inglés:http://www.oecd.org.




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